sábado, 24 de enero de 2009
Desproporción de los sentidos
A veces es difícil encontrar respuestas a la inexplicable reacción de nuestros sentidos. A veces, y sólo a veces, conseguimos hallar una mueca esclarecedora que da sentido a todo lo demás, pero sólo a ese demás, porque lo que realmente buscamos es entender lo ininteligible. Y esa es la magia, ese sabor agridulce con el que te quedas tras comprobar que no existe parte racional alguna con la que excusar nuestros sentimientos, nuestros comportamientos. Cara magia con la que pasas eternas noches de naufragio entre sueños y deseos. Te acuestas, te levantas. Las 5 de la mañana y sigues ahí, después de haber convertido tu sofá en el testigo y compañero incondicional en el viaje del absurdo. Absurdo porque carece de sentido machacarse, y lo sabes. Pero ahí sigues, ingeniando mil maneras de mantenerte en el aire, preocupándote tan sólo de que tus pies no choquen contra el suelo, ese suelo que te devuelve la angustia y el sueño. Porque confiésalo, no puedes dormir porque no quieres hacerlo. Tienes miedo de cerrar los ojos y no ver nada. De despertarte y comprobar que sí existe el equilibrio y que las cosas vuelven a estar en su sitio. Miedo a no seguir ahogándote en el agujero inconfesable de su deseo.
Sé que mis palabras te hieren y te envuelven en sosiego, pero tranquila pequeña all star, yo no estoy aquí para despertarte, tan sólo aparezco y desaparezco para ayudarte a pisar el suelo sin chocarte, a abandonar tus temores y a disfrutar de la dulce desproporción que experimentamos cuando nos volvemos a enamorar.
Dedicado a una de las personas más importantes de mi vida. Sé que lo estás pasando mal y por eso te escribo esto. A veces las palabras ajenas ayudan más que las propias. Sueña, desea y lucha, porque esa es la única fórmula para conseguir las cosas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Y ahora qué?
Ahora que he chocado contra el suelo cual luna llena ferreira, ahora que he tocado con las yemas de mis dedos el sueño de aquella noche de verano en la que me desperté chillando el nombre equivocado, ahora que por fin he mordido la manzana justo en esa parte en la que había una manchita más oscura, brillante y apetecible que el resto. Ahora que he escuchado todas esas cosas que pensé que nunca escucharía de esos labios que nunca pensé que besaría... ahora que sé que sí pero veo que no. Ahora qué?
Publicar un comentario