lunes, 17 de marzo de 2008

Hoy todo está tan gris...

Llegó marzo y con él, volvió la Pequeña Esquimal.

Hoy me he levantando algo gris. El tiempo acompañaba mis primeros pensamientos de la mañana: ¿será por el olor a palomitas secas de anoche que invade la habitación? De repente, me han empezado a venir flashes del sueño que he tenido y todavía me he sentido peor. No recuerdo mucho, tan sólo una escena en la que no hago más que observar mi alrededor, comprobando que es cierto lo que siento: todo está vacío: mi habitación, mi casa, mi bolso, mi maleta. No era capaz de sentir nada, pero sin embargo era consciente de que no lo sentía. Extraño, ¿verdad? Pues sí, pero nada más lejos de lo que soy, eso he pensado yo. Pero conforme ha transcurrido la mañana he empezado a entenderlo todo. Sólo era una señal para advertirme de que me estoy alejando de la frontera que separa mi mundo real de mi mundo esquimal. Hace tiempo que no escribo, que no escucho mis canciones, que no paseo sin llegar a ninguna parte, que no releo esas frases subrayadas de mis libros favoritos, que no veo mis películas, esas que tantas noches me han dejado soñar despierta. En fin, todo aquello con lo que me siento YO. Así que, después de ir al aseo, he pensado que la primera cosa que debía hacer era ordenar mi vida, empezando por mi habitación, empezando por barrer el mar de palomitas que se había formado alrededor de la cama como muestra de mi empacho de maíz nocturno. Y no sé cómo ha sido, mientras barría, ha venido a mi cabeza una de mis canciones favoritas de los Piratas, "Hoy por ayer", cuya letra empieza tal cual yo había empezado la mañana: "hoy todo está tan gris, que nada puede estropear...". Y ahí he encontrado la solución. Sin pensarlo, he ido directa al ordenador, me he puesto todas esas canciones con las que siempre revivo a todo el volumen que el portátil me ha dejado, he bailado y cantado hasta que, muerta de tantas emociones expulsadas, sin saber cómo, me he vuelto a quedar dormida en la cama.

Una hora después, me he despertado, todo sigue gris, pero nada está vacío. ¿Habrá sido todo un sueño? Una vez más, he vuelto al límite entre lo real y lo esquimal. Una vez más, vuelvo a ser yo.