viernes, 27 de junio de 2008

El retorno esquimal

Después de tanto tiempo sin escribir… ¡he vuelto! Ya sé que llevaba tiempo sin dar señales de vida, pero aquí sigo, más viva que nunca. Han pasado tantas cosas desde la última vez que escribí, que no sé por dónde empezar a contaros. Pero intentaré resumiros los mejores momentos. Comenzaré por abril, ese precioso mes que abre el inolvidable periodo para todos los alérgicos del mundo, bueno, del mundo no, de España, porque existen lugares en el mundo (Alemania, por ejemplo) donde este fenómeno no llega. Es una maravilla, ser alérgico y poder estar en un lugar donde los estornudos y la irritación de los ojos no se apoderan de uno. Así es, en Aachen las alergias no llegan. Además de esto, este mes me recuerda cada año que voy haciéndome un poquito más vieja, pero poquito, porque sigo conservando mi cutis intacto de los 10 años, ¡ja, ja, ja! O si no que se lo digan a todos los establecimientos de Alemania en los que me piden el personalausweiss (DNI). Pues a lo que iba, el 18 de abril llegó mi cumpleaños, y con él, una buena fiesta que organizamos Juarmital, Laura y yo en el bajo de la residencia de Juanma. Menuda fiesta. Lo decoraron todo con fotos nuestras, bebida, algo de comida y, cómo no, mis deseadas magdalenas. Sí, señores, las hice yo (con ayuda de Ana de Madrid y Bárbara). No es que salieran muy apetecibles de aspecto, pero en el fondo estaban buenas, a pesar de que Ramón se encontrara una especie de trozo de cerebro dentro de la suya, ¡ja, ja, ja! En fin, una anécdota más de aquella increíble noche. Y digo increíble porque fue el mejor cumpleaños de mi vida con diferencia. Para empezar, a las once de la noche, mientras yo terminaba de acicalarme, tocaron a mi puerta mis compis de piso con una súper tarta de chocolate, cantándome cumpleaños feliz. Fue un detallazo que no esperaba, qué graciosos. Comí un trocito por no hacer feo y me marché corriendo a la fiesta. Llegué, las horas y los minutos iban pasando y allí estábamos todos bebiendo, comiendo, charlando. Sobre la una de la madrugada, yo ya estaba entrando en mi mundo “whisky winifriski”, de repente, yo estaba hablando tan campante con Ángel, cuando alguien me tocó, y cuando miré…casi muero: ¡ERAN MIS AMIGOS DEL PUEBLO! No podía creérmelo, de hecho, hasta pasados unos diez minutos, no pude reaccionar ni llorar ni nada. Fue muy gracioso y gratificante, de veras, una auténtica sorpresa que nunca hubiese imaginado. No lo olvidaré nunca, chicos, sois los mejores con diferencia y os quiero con locura, así que, como hay gente que no pudo estar y para que todo el mundo pueda disfrutar de ese instante en el que entrasteis a la fiesta, aquí os dejo el vídeo que Laura grabó para captar el momento. ¡Gracias guapa, hay que ver que si no fuera por ti que captas siempre los mejores momentos! Lo dicho, aquí os lo dejo para que os riáis un rato de mi reacción. Gracias a todos, de corazón, por la fiesta, las sorpresas y todo.

¡Qué decir!

¿Que soy un desastre?
¿Que pinto mis paredes de ilusiones muertas?
¿Que divago entre mis sueños oxidados?
¿Que prometo cambiar la nada?
¿Que me gusta gritarle al silencio?
¿Que bordo mis cicatrices a través de un cristal?
¿Que sólo escucho Maga cuando necesito creer?
¿Que me escondo de las miradas?
¿Que invento círculos vacíos donde poderme dibujar?
¿Que revivo con mis canciones?
¿Que olvido todo lo que no escribo?

Si ya lo sabíais…